La inmigración puede dar miedo. También puede ser un mal necesario para que la sociedad canadiense prospere. Por ejemplo, si usted es de una tierra lejana y no puede salir de su país de origen, no tiene adónde ir.
Además, su familia corre el riesgo de ser expulsada de su propio país si no cumple los requisitos para inmigrar a Canadá. Afortunadamente, esta situación es habitual para muchos canadienses que se encuentran en esta desafortunada categoría.
Dicho esto, hay otras formas de convertirse en un no inmigrante autorizado -es decir, un canadiense que puede vivir y trabajar en otro país sin haber sido aprobado primero como inmigrante- sin tener que abandonar Canadá del todo.
El proceso empieza por convertirse en inmigrante autorizado cumplimentando un formulario de solicitud y siguiendo los pasos que se indican a continuación:
